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sábado, 13 de junio de 2009

El celibato: un invento de los hombres



El ex obispo y presidente de Paraguay, Fernando Lugo, y el sacerdote Alberto Cutié, han estremecido el voto de castidad de la Iglesia Católica con sus probadas aventuras concubinarias, a tal punto que, mucha gente se inclina porque la Iglesia Católica opte por el celibato opcional. El celibato no es dogma de fe, es disciplina o mejor dicho, no es exigencia teológica, pues solo implica espiritualidad, dedicación total a la Iglesia e imitación de Cristo en su soltería y abstinencia.

Siglos de presión se le han puesto al catolicismo para que se revise el celibato, recomendado en el Concilio de Elvira (ciudad pre-romana de Hispania), en el 306, sin embargo, la Iglesia romana lo que ha hecho es apartar a los insumisos. Claro, a no todos los insumisos, pues al obispo zambiano Milingo el Vaticano prácticamente le dio una suerte de moratoria con el celibato. Asimismo, la rigidez no es tanta ya que en Tenerife, España, el obispado ordenó sacerdote a un pastor anglicano converso, con mujer e hijos. Realmente esto tiende a confundir a los feligreses porque lo que es considerado una “costumbre vieja” sufre reveses cuando se exponen estos casos.

Si la práctica del diaconado funciona bien como parece, pienso entonces que la Iglesia Católica debiera mantener una mejor vigilancia sobre aquellos sacerdotes que tienen fuerte inclinación a las desviaciones disciplinarias y salvar la vocación por vía de éste recurso. A todo esto el Papa Benedicto XVI, que es un conservador de línea dura responde que “la Iglesia necesita más vocaciones para poder continuar con su misión evangelizadora”. La verdad es que cada día es más difícil para la Iglesia obtener esas vocaciones, y es que son menos los hombres que quieren servir a la fe de Cristo imitándole. Es conocido que las mujeres no son elegibles para el sacerdocio, lo que hace la tarea todavía más crítica.

Por ahora es casi imposible tener un celibato opcional así como otras normas revisables (segundo matrimonio de los católicos) por la posición ultraconservadora del Vaticano, que ha resistido 1,703 años con esta disciplina que forma parte de la historia y de la cultura católicas. No importa que sea cuestión práctica y al mismo tiempo beneficio para el crecimiento de las vocaciones sacerdotales la eliminación del celibato obligatorio, la Iglesia Católica, Apostólica y Romana tiene su gran apuesta en la fortaleza de la fe que es el ejemplo de su poder.

Es esa suerte de “memoria longeva” que se entrelaza con la esperanza, que nace de la fe misma; de esperar lo que no vemos; la esperanza significa perseverancia, constancia en las pruebas y en esto la Iglesia Católica ha sentado cátedra, no importa que para muchos estos criterios luzcan ridículos porque desafían la razón.

Si uno lee e interpreta a san Pablo –que era soltero-, donde señala “que la persona casada está dividida, mientras que la persona soltera se “inquieta por las cosas” del Señor”, donde le dice a las viudas y no casados “que es bueno permanecer así como yo”; y agrega: “el matrimonio es fuente de “tribulación en la carne”. “Las distracciones propias de un matrimonio no permiten servirle tan bien a Dios como los solteros”. Estas reflexiones del Santo en sus correspondencias a los Corintios quizás nos conduzcan al camino de Elvira y nos brinden una clara idea del por qué se hace casi imposible su revocación. Yo creo que el propio Lutero que contribuyó con su brillantez intelectual a la Reforma, fundamentándose en la justificación por la fe que llevan las epístolas de san Pablo, pero especialmente las dirigidas a los romanos, esquivó las de los Corintios, consciente que la doctrina paulina, es muy clara contra el deseo de los que no quieren ser célibes como fue él. Éste incluso hizo matrimoniar a Melanchthon, (sacerdote que le enseñó hebreo y griego), después de celebrar sus propias bodas con Katharina von Bora en 1525.

Es casi imposible para un exégeta desconocer lo que dice Mateo (19:12) que Jesucristo expresó: “Hay eunucos que a sí mismo se han hecho eunucos por causa del reino de los cielos. Quien pueda hacer lugar para ello, haga lugar para ello”.

Las razones para ser célibe no son tan sencillas como piensan muchos, y quieren muchos. No es una atadura disciplinaria y ya. Al leer a san Pablo uno se fija en la mente la tremenda responsabilidad para un sacerdote que siga a Cristo como modelo. Aún así no todas las congregaciones asumen posiciones rígidas (los jesuistas parecen ser de ellos) y señalan que como no es dogma es revisable. Por lo que vemos va para largo una definición de la Iglesia Católica al respeto, pues ni siquiera en el Concilio Vaticano II denominado el “Concilio de la Apertura” fue tocado, dejando bien establecida su inamovilidad como las montañas de Castelgandolfo o las colinas de Roma. Y además, chocan contra el muro ultraconservador que rodea al Papa alineado a la corriente de que existen “hombres y mujeres capaces de sublimar el instinto sexual, transformando el amor, lo erótico en alegría simplemente”. Si así piensa Benedicto XVI, de que “el celibato no es una negación de la humanidad sino una manifestación de amor pleno”, habrá poco que hacer para aquellos que presionan a la Iglesia romana para que revise la “vieja costumbre” tan arraigada en esta institución.

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Santo domingo, De este lao., Dominican Republic
soy comediante y guionista un poco loco y chistoso, pero preocupado por el bienestar de la mayoria.