Los Dominicanos somos los mas felices del mundo

Los dominicanos son felices porque han aprendido a ser indiferentes a los apagones, al desorden del tránsito, al sofocante calor, a las “guaguas voladoras”, a los bajos salarios, al robo de los fondos públicos, a la violencia doméstica y a las mentiras de algunos funcionarios.

Para muchos es sorprendente que República Dominicana ocupe el segundo lugar, detrás de Costa Rica, entre los países más felices del Mundo, sin servicios básicos eficientes como los de agua potable, electricidad y educación.

El informe sobre felicidad y satisfacción con la vida fue elaborado por una entidad británica que hizo un muestreo en 144 países de distintas partes del Mundo.

De acuerdo al informe, República Dominicana está por encima de países con mayores niveles de desarrollo económico y político como Australia y Estados Unidos, cuyos habitantes tienen asegurados los servicios básicos.

Hay que ser muy feliz en la vida para soportar el largo taponamiento ocurrido ayer en el Distrito Nacional en el que decenas de miles de vehículos permanecieron atrapados en una gigantesca malla de automóviles, yipetas, camionetas y motocicletas.

El caos se produjo por el extenso apagón que durante más de ocho horas afectó gran parte del Distrito Nacional y la provincia de Santo Domingo, que anuló el precario y obsoleto sistema de semáforos.

También tiene que ser muy feliz, una persona que soporta sin protestar dos aumentos en la tarifa eléctrica en meses consecutivos, en los que ha recibido menos electricidad.

Hay que ser muy feliz para vivir con menos de siete mil pesos como ocurre con más del 60 por ciento de los empleados públicos, entre ellos los rasos y alistados de las Fuerzas Armadas y la Policía.

La felicidad tiene que ser uno de los principales gozos de quien acude al mercado y observa que los productos de consumo diario aumentan día a día sin que nadie haga algo para estabilizarlos.

Montarse todos los días en las llamadas “guaguas voladoras” sin morirse del corazón, debe ser también otro motivo de felicidad, como ver todos los días en la prensa que funcionarios manejan los fondos públicos como si se tratara de una piñata.

Para muchos, la clave de la felicidad de los dominicanos está en poner “buena cara al mal tiempo” y querer resolver todos los problemas con “un frasco”, aunque no haya dinero para la comida.

Continuemos siendo felices, pero dándole la cara a los problemas.