Señores, en este momento quiero hablarles de un tema que sé, que a muchos de ustedes le a pasado, pero que, no les han dado mucha importancia, por la naturaleza misma del tema, tal vez, por falta de observación, o quizás por miedo, o a lo mejor por creer que el caso no lo amerita, pero sí, él caso para mi, es relevante, porque entiendo que es muy serio y merece ser tratado, con el respecto que conlleva a esta acción.
En uno, de estos domingos, donde uno se levanta medio haraganon, sin deseo de dar un golpe, ni de carácter, sin deseos de levantar una paja, sin deseo de trabajar; debido a un largo trasnocho, después de llegar el agua, por las tuberías de las calles de santo domingo y teniendo que conectar la bombita ladrona, para llenar el tinaco, y por muchas cosas mas que se le sumaron al largo trajín madrugador, de cada noche en republica dominicana.
Un domingo cualquiera, de una semana cualquiera, de un mes cualquiera, en un país cualquiera, que le haga falta cualquier vaina.
8 de la mañana suena el teléfono, y terminando de masticar “un delicioso pan con mantequilla” contestó el teléfono;
--halo, halo, halo…
Era una grandiosa llamada, que estaba esperando con ansias, porque se trataba de una persona que yo tenia mucho tiempo llamándola y no me contestaba el celular, debido a unos chelito que me adeudaba y tal parece que ese dichoso domingo, se soñó con jagua y dijo; déjame pagarle a raphy sus chelito porque el pobre lo nesecita.
No les voy a negar que estuviera atariao, por la falta del menudon de duarte, Sánchez y mella, que no alcanzan para nada pero se hace algo.
Y esa llamada justamente cuando le levanto el teléfono y diciendo el clásico halo, halo, halo…noto en medio de un ligero sudor, después de reconocer un poco el tono de la voz entre cortadiza, que escasamente se escuchaba en el fondo, que el teléfono perdió la vida, como la podría perder cualquier ser humano, como si se tratase de un apagón, pero no de luz, si no, esta vez de teléfono, que los expertos queriendo hablar bonito dicen;
--eso fue un apagón telefónico.
Pero no. No, se trataba de un apagón de esos que algunos molsa vetes, queriendo justificar algunas mal vainas de mi país, “tan bello y adorable” se trataba de otra cosa, que todavía yo no entendía.
Pues bien, sigo con una maldita cuerda, que si ustedes me pinchaban con una aguja, creo que no botaba y una gota de algo que le llaman sangre. Que creo que en pelsilvania, el amigo Drácula, murió por una mala sangre de esas.
Entonces, logré serenarme un poco, después de unos ejercicio de respiración que hice, porque conté en vez de Díez veces, conté como treinta veces mas. Y cambié el jodio aparato de teléfono; que hasta le eche la culpa, al aparatito porque al ser de lo baraticos, pensé que era por eso.
Y no me lo van a creer, cuantas veces eche de menos, el clásico aparato prieto de disco de teléfono que pesaba mas, que un matrimonio obligao, que para hacer una llamada había que esperar, que se devuelva, cuando el quisiera.
Señores, no me costo mas remedio, que como a las 11 de la mañana de ese mismo domingo, salir a reportar la falla a la compañía, que no pasa el mal servicio telefónico. Para no cansarles mucho el cuento y sin exageración, ese día lo mal pase en eso, le hice como 4 a 5 llamadas y los pobrecito de la compañía, se sentían en aprietos, que a lo mejor en esa compañía le abrían prohibido decir la verdad.
Pasó el lunes y en mi casa, seguimos sin teléfonos, y no le eh dicho; que después que uno se acostumbra al teléfono residenciar, cuando no lo tiene uno se siente como una mujer seria, sin brasier y sin patíes. Porque a las de más, no les dan mentes a esa vaina. Porque andan como quiera.
Pasó el Marte y seguimos en la misma. Y el miércoles ya, lleno de cólera, que no sé, lo que quiere decir esa vaina pero se oye bonito, que esos angelitos de la compañía, mandan a una técnico mas feo que el diablo, to; sudao, mas parecido a cuco valoy, pero muy simpático el buen mardito que me dice: muerto é risa;
--don jejeje, usted tiene que acostumbrase…
--a ¿que coño tengo que acostúmbrame?
--a que por aquí, se roban muchos los cables del teléfonos… mire, de por aquí me llaman todas las semana para eso.
Y ahora digo yo, mi hermano, esta será o es la conclusión a los problema de un país: donde uno tiene que acostumbrarse a que los ladrones se roben los que ello quieran, pero así, sea; que en buen cristiano, quiere decir: AAAMMEENNN:
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